¿Este 2006 ha aportado novedades realmente relevantes (valga la redundancia encubierta)? No me siento en condiciones de responder a esa pregunta.
El año pasado escribí que sólo dos producciones realizadas en 2005 habían valido la pena. Pero me faltaban por conocer otros discos lanzados en ese año que ninguna emisora local les dio cobertura: “Luminiscence”, el espectacular regreso de
Anggun tras 5 años sin publicar nada nuevo y el disco de 11 canciones realizado por el grupo de 11 miembros: “Eleven” de
Incognito (que es su álbum 11), son dos grandes ejemplos de esto. Y no olvidemos a
The Bravery y la lección magistral de
Paul Anka acerca de cómo realizar un disco de covers (¿o se publicó este año?).
He conocido suficientes producciones 2006 interesantes, pero creo que hay muchas más que me quedan por descubrir, o que llegaremos a disfrutar a principios del próximo año gracias a alguna radio, pero fueron realmente lanzados a fines de este 06. Por eso en esta ocasión no me arriesgaré y no volveré a lanzar semejante opinión. Es más, creo que nunca más lo volveré a hacer. Mejor explicar por qué esas excepciones a la regla son lo que son.
Lo que es necesario hacer con
Jim Noir: Su disco fue publicado en Gran Bretaña a fines del 2005, pero llegó a la Unión Americana durante este año. Preguntarse si es un cantante 2005 ó 2006 es mejor dejárselo a los adictos a las estadísticas.
Escribir sobre Jim Noir te obliga a mandar a la mierda el contexto en que publicó su música, ya que aquella es demasiado, por así decirlo, atemporal. Y explica por qué existe ese gusto particular por canciones realizadas en una década que no viviste o en la que eras demasiado joven para recordarla.
Me encantan muchas canciones de los setentas, y cuando escuché por vez primera a Noir, inmediatamente pensé que se trataba de uno más de ellas. Su tema “How to be so real” suena demasiado parecido a otros de principios de esa década. Hasta que observé la ventana de LAUNCHcast que lo reproducía y descubrí que había sido lanzado en este año.
Realmente la canción te recuerda a grandes temas soft rock setenteros, por la manera en que suenan los instrumentos (reproducidos en su totalidad por Noir) y su manera de cantar, Pueden comprobarlo visitando www.jimnoir.com. En un rincón del sitio oficial de Noir, aparece un reproductor flash similar a los que usan los tracks recomendados de la CDM. Ahí podrás escuchar casi todo "Tower of Love", el disco debut de Jim Noir, incluyendo "How to be so real", "Tower of love" o "Ennie Meany". De "Ennie Meany" también puedes ver su vídeo, gracias a un youtubero.
El sorprendente estilo del álbum debut de Jim Noir será del gusto de quienes gozaron con el soft rock de los setentas y aquel público que disfruta de esos tracks, pero nunca vivió directamente esa época.
Y te recuerda por qué (ahora me integro al segundo grupo) disfrutamos tanto de la música adulto-contemporáneo setentera, pese a que no apela a ningún momento vivido durante esos años, puesto que para entonces, obvio, no existíamos.
El no tener la deformación originada del contexto en el que se publicó una canción, no necesariamente de los setentas, sino de un tiempo que no hayas vivido directamente, cuando la escuchas por vez primera, la valoras desde un punto de vista más centrado en tus percepciones musicales que en otros factores (aunque otros factores como las emociones que te traspasan esos temas también pueden influir).
El tema ya pasó la primera barrera, la generacional, aquella que te obliga a rechazar una canción antigua por un motivo que puedes llamar como quieras, pero que en el fondo es un sinónimo de ‘haber pasado de moda’.
Si la evalúas más allá de la limitación mental/generacional, entonces puede que te guste o no y si sobrevive a esa evaluación, lo más seguro es que termine como un clásico imprescindible, una canción de oro (tranquilo, no te la robará Pinochet) que siempre la llevarás contigo.
Jim Noir te recuerda que los músicos imprescindibles no tienen ninguna relación con el tiempo en que desarrollan sus obras. Son notables porque sus sonidos maravillan y emocionan. Y si eso no lo entienden quienes aceptan la música de moda sin hacer siquiera un breve cuestionamiento, pues ellos se lo pierden.
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