La caja de música está de luto. El sábado pasado, uno de los hombres fundamentales de la radiodifusión antofagastina nos dijo adiós para siempre. No pudo ganarle a un cáncer que lo había alejado de aquellas ondas que definieron su vida.

Este blog es leido por mucha gente que no es de Antofagasta, vamos, que ni siquiera vive en Chile, por lo que probablemente muchos de ustedes no sabrán quién fue en vida Daniel Clift, y por que fue tan importante para quien escribe en la CDM, lo suficiente como para hacer notar su luto transformando en negro el antiguo diseño de la Caja y, en el nuevo, presentando este post con una tipografía diferente a la tradicional.

Aunque, fíjense, en el mundo de la música (como le gustaba decir a don Daniel, también llamado ‘el Negro’ por sus compañeros de trabajo) hay otro Daniel Clift, una curiosa coincidencia que más de alguna vez mencionó en uno de los programas que condujo, y el que más cariño le tengo: “Los archivos secretos de Radio Sol”.

Quienes convivieron con él en sus días de radio lo recuerdan con especial cariño, como nos lo cuenta este homenaje póstumo escrito por Juan Cúlun y publicado en “La Estrella del Norte”, el lunes recién pasado.

Cariño que también tendremos quienes no tuvieron semejante suerte, pero fuimos acompañados por alguno de sus programas, especialmente por “Los archivos secretos…”, ese impostergable hábito por sintonizarlo de lunes a viernes de cuatro a seis, para que nos hablara sobre aquellos músicos imprescindibles de todas las épocas, y las historias detrás de las canciones que fueron éxito en su momento. Lo que aquí en la CDM se intenta hacer, y falta bastante para siquiera igualar.

La caja de música está de luto. El sábado pasado, uno de los hombres fundamentales de la radiodifusión antofagastina nos dijo adiós para siempre. No pudo ganarle a un cáncer que lo había alejado de aquellas ondas que definieron su vida.

Este blog es leido por mucha gente que no es de Antofagasta, vamos, que ni siquiera vive en Chile, por lo que probablemente muchos de ustedes no sabrán quién fue en vida Daniel Clift, y por que fue tan importante para quien escribe en la CDM, lo suficiente como para hacer notar su luto transformando en negro el antiguo diseño de la Caja y, en el nuevo, presentando este post con una tipografía diferente a la tradicional.

Aunque, fíjense, en el mundo de la música (como le gustaba decir a don Daniel, también llamado ‘el Negro’ por sus compañeros de trabajo) hay otro Daniel Clift, una curiosa coincidencia que más de alguna vez mencionó en uno de los programas que condujo, y el que más cariño le tengo: “Los archivos secretos de Radio Sol”.

Quienes convivieron con él en sus días de radio lo recuerdan con especial cariño, como nos lo cuenta este homenaje póstumo escrito por Juan Cúlun y publicado en “La Estrella del Norte”, el lunes recién pasado.

Cariño que también tendremos quienes no tuvieron semejante suerte, pero fuimos acompañados por alguno de sus programas, especialmente por “Los archivos secretos…”, ese impostergable hábito por sintonizarlo de lunes a viernes de cuatro a seis, para que nos hablara sobre aquellos músicos imprescindibles de todas las épocas, y las historias detrás de las canciones que fueron éxito en su momento. Lo que aquí en la CDM se intenta hacer, y falta bastante para siquiera igualar.

En el medio radial local tenemos a muchas voces que nos han sorprendido por su conocimiento en música. Piensen en Sergio ‘Pirincho’ Cárcamo, Alfredo Lewin, pero especialmente en Rodolfo Roth, cuya especialización en la música anglo pop de los ochentas perfectamente puede comparársele con el de Daniel Clift.

Pero Roth aprovecha la fuerza de su magnetismo vocal y su capacidad de evocar aquellos contextos en los que se conocieron aquellos temas ochentenos, lo que se fundamenta con haber presentado en esa década el programa televisivo que mostró a los jóvenes de entonces las imágenes de quienes cantaban aquellos tracks que habían transformado en sus favoritos. Don Daniel, en cambio, dejaba que la música tomara más protagonismo que nada.

No se trataba que tuviera una voz poco compatible con la radio, su timbre vocal es tan auténtico que se convirtió en marca de la radio Sol, como Lorenz Young lo es para el Conquistador (quien narra los Magazines) o Carlos Muñoz para Bìo-Bío (es quien dice “en Bío-Bío somos independientes, independientes de verdad”).

Daniel Clift inició su carrera en Radio La Portada, emisora AM que cerraría a principios de los noventas. A fines de los setentas, formó parte del equipo que hizo funcionar a Astral, la primera frecuencia modulada antofagastina. Cuando Astral cerró, a principios de los ochentas, llegó a Sol FM, el entonces nuevo proyecto de una Universidad del Norte que ya tenía experiencia con las ondas al haber intentado desarrollar una radio de música clásica que ninguna relación tenía con lo que se pretendía lograr con Sol: conquistar a los jóvenes de entonces con los últimos hits anglo. Y después con los fenómenos rocanroleros en castellano, que en el caso de Sol sí incluyó a Los Prisioneros.

En Sol también laburó como radiocontrolador, en un principio. Hasta que en 1993 se traslada a La Serena para levantar la Radio Sol de esa ciudad.

Hasta 1995, Sol FM fue el primer lugar indiscutido en su área. Ese año un entusiasta tipo llamado Marcelo Mendizábal levanta una nueva emisora que, en meses, le quita la corona: Canal 95.

Ya para 1996, Sol FM había dejado de ser la emisora juvenil más escuchada. No sólo Canal Noventa y Cinco le pisaba los talones, sino que debía competir con la santiaguina Concierto —que también llegó el 95— cuyo Desembarco de los Ángeles deslumbro más que en otras partes del país, según lo que recuerdo. Y meses después con una Finísima que abandonaba el adulto-joven para entrar en la arena más adolescente, en la que se mantendrá hasta que desaparece y la reemplaza… eso será para otra oportunidad, el 2007 se cumplirán 10 años de esa fecha y la CDM lo recordará como tiene que ser.

En ese momento, Clift volvió a Sol FM de Antofagasta. Muchas otras cosas habían pasado en la radio: La venta de Telenorte, el canal de la ahora Universidad Católica del Norte, a Radio Chilena (ahí empezó la desgracia de Chilena, no cuando crearon SoloNoticias), obligó trasladar los estudios de la emisora, antes dentro de los de Telenorte, a una casona en calle Matta, donde en la actualidad se encuentran.

En su regreso, los cambios en la emisora (para atraer a otro público, y no sólo a los jóvenes), le permitió levantar su programa “Funky music” con el que comenzamos a conocer su tremendo cauce musical. Siempre afirmó que el funk fue su género musical regalón, lo que demostró en ese programa al ofrecer no sólo las canciones más relevantes y/o recordadas por el gran público, sino aquellas más extrañas y esas versiones inéditas o poco conocidas de los temas reconocidos de otra manera.

En 1998, Sol FM cayó en una crisis que la dejó al borde de desaparecer. En un momento de ese año, todos los programas juveniles (bueno, en realidad todos, “Funky music” también) terminaron para siempre, uno por uno. Parecía que la radio iba a desaparecer pero quienes todavía trabajaban en la radio, con Daniel Clift a la cabeza, decidieron volver a levantar un barco en la Universidad ya habían dado por hundido.

Rediseñaron la radio y la transformaron en una dedicada a la música pop de los ochentas y setentas, transformando a Radio Definitiva y las recién llegadas Horizonte e Infinita en sus únicos reales competidores. Si es que se puede afirmar eso, porque Sol apostaba por una linea más popera, más cercana a la Universo de la era classic-pop-music, y no al adulto-contemporáneo sobrio que las otras tres radios mencionadas representaban, emisoras que le cerraban la puerta al ‘rock latino’ que la nueva Sol recibía con los brazos abiertos, por dar un ejemplo.

Daniel Clift era el director de programación de esta nueva apuesta, que inició con sólo música y nada de programas. Y que únicamente pudo ser disfrutada por los antofagastinos: Mientras esos cambios ocurrían, las señales de Arica, Iquique y La Serena, callaban para siempre jamás.

Pero los nuevos programas poco a poco llegarían. En 1999 nace el primero de esta nueva época, “Los archivos secretos de Radio Sol”. Con el que conoceríamos al verdadero Daniel Clift, aquel que aprovecharía sus conocimientos para llevarnos por un viaje por los grandes músicos de todos los tiempos.

“Los archivos…” era un programa vertiginoso. Se trataba de contar la historia de un artista en el menor tiempo posible. Y motivando a conocerlo más por nosotros mismos. Más o menos el formato era así:

Presentaba una canción, digamos “Sara” de Fleetwood Mac, y cuando terminaba de sonar el tema, identificaba la canción, el álbum en que fue publicado, quien compuso el track, quien produjo el disco… y por si esto fuera poco, nos contaba quienes integraban el grupo (si era una agrupación con miembros cambiantes tipo Fleetwood Mac, pues se tomaba el tiempo de detallar los enroques). Y siempre de la misma manera: "El sonido de Fleetwood Mac con "Sara..."

Y no sólo eso, mientras hablaba, se daba el lujo de mostrar pequeños extractos de otras canciones del grupo o de otros intérpretes que se vinculaban entre sí. Normalmente, el tema que presentaba completo era uno no muy conocido, que luego complementaba con pedazos de otros mucho más recordados por los auditores.

El programa se convirtió en un imprescindible tanto para quienes vivieron la época en la que se publicaron los tracks que recomendaba Clift como quienes no. Lentamente pero seguro comenzábamos a encontrarle el gusto a aquellos temas de tiempos remotos que desafortunadamente no sabíamos ni como se llamaban ni mucho menos quiénes los interpretaban.

Se convirtió en mi escuela de música de lunes a viernes a las 4 o 5 de la tarde, en esos buenos tiempos radiofónicos en los que a toda hora encontrabas en el dial buena compañía. Si no eran los Archivos, era una Maratón de Música o la Locomotora, don Julián con su emilio de los éxitos, los bloques musicales de Definitiva o Canal 95 Plus o los hermanos Mosciatti comentando las noticias en sus Radiogramas… que son lo único que va quedando y para entonces eran la novedad (me rediero al año 2000, por si no quedó claro).

“Los archivos secretos” fueron una de las causas del renacimiento en sintonía de Sol, ahora escuchada por otra gente. Mendizábal sacó al aire una emisora hermana de Canal 95, para el mismo público de la nueva Sol, la cual recién se convertiría en su serio rival unos cuantos años después. Canal 95 Plus se llamó primero hasta 2001, cuando pasó a ser FM Plus. Actualmente, Sol y Plus pelean sin piedad por ser la emisora más escuchada en su segmento. Ambas afirman ser las ganadoras, pero Search Marketing (quienes hacen las encuestas de sintonía radial más validadas por la industria) concluye que lo es Sol.

Un dato curioso: durante 2001 “Los archivos” fueron auspiciados por “La Nación” y en un número del diario de gobierno se le dedicó una página entera a Sol FM, en la que el 75 por cierto del texto se trataba sobre el programa de Daniel Clift. Yo lo tuve en mis manos gracias a que se publico un miércoles, día en que el tabloide publicaba el material imprescindible para un proceso de ingreso a las universidades que debí afrontar ese año (textos que ahora circulan con El Mercurio). El diario lo había comprado el colegio donde estudiaba, por lo que después nunca supe qué hicieron con este.

“Los archivos” duraron hasta fines de 2004. Ahí Daniel Clift desapareció, junto con más cambios programáticos en Sol, hasta que se supo el por qué de su salida drástica: Le habían diagnosticado cáncer.

Durante los últimos meses de su vida, recibió el apoyo de sus colegas radiales, en Sol y en otras emisoras locales. Lo ganado en las “Fiestas Onda Retro” que fueron creadas precisamente por don Daniel, se destinó en parte para sus tratamientos.

Pero al final, pasó lo que pasó. Dejando una esposa y cuatro hijos que, siempre lo dijo, eran su fundamental motivo para vivir. Murió joven, tengo entendido que todavía no cumplía los cincuenta años.

Daniel Clift nos motivó a ir más allá. A no conformarse con la poca información musical complementaria que te dan las radioemisoras (si es que la entregan). Y no sólo nos contó las extrañas historias tras algunas canciones, sino cómo estas llegaron a ser conocidas en esta, que no es mi ciudad. El que no es un dato menor: En los ochentas, Sol impuso muchas canciones que formalmente no fueron singles. El programador recibía un nuevo álbum y promocionaba aquella canción que encontraba más interesante, sea o no single promocional.

Pero lo más importante, me hizo entender que podías ser fanático de la música y no un esclavizado por un género, que destierre a cualquier otro estilo que no se le parezca, lo que pasa con muchos rocanroleros que reniegan cualquier cosa que parezca pop. Que la música no es blanca y negra, sino que es una paleta de 2 billones de colores.

Su pérdida se hará notar. Y aunque mucha gente lo olvide con el pasar de los años, su nombre estará siempre en un lugar de relevancia dentro de la Caja. Y algo suyo que trataré de imitar de ahora en adelante, será dejar de criticar a músicos en particular (lo que JAMÁS hizo, excepto oportunidades en las que cuestionaba que grupos veteranos se dedicaran a sacar discos con covers, cuando podrían hacer material nuevo) y hablar sobre música, no criticar éxitos musicales. O hacerlo, pero en una menor proporción.

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