El próximo mes vendrá Ricky Martin a Chile. Es la primera vez en muchos años que pisa territorio chileno. ¿Muchos años? El último concierto que realizó por estos lares, fue antes que lanzara su disco homónimo en inglés, aquel que incluye "Livin' la vida loca", declaración intencional de cualquier gay idem. En ese momento, el único escándalo que generaba radicaba en la duda que se tenía respecto a la canción "María": ¿se refería a una mujer a una droga?

Ya se sabe que después de ese disco para el mercado gringo, la valoración monetaria de Ricky Martin subió. Resultando más barato traer al "chupete de fierro" (léase Luis Miguel) a un concierto, que al cantante de "Shake you bom-bom" y otras lindezas similares.

Martin definió una manera de entender la música latina... es decir, provocó que los gringos adoptaran una visión de la música hecha en el patio trasero de su país, que no concide para nada con la realidad. Derivando en que otras 'fuguritas' de la música prefabricada en español intentaran adaptarse a los estadounidenses.

El más penoso es el caso de Shakira, a mi gusto. Ella empezó bien, interpretando buenos temas con letras poco predecibles, pero cuando lanzó su disco para el mercado gringo, toda aquella originalidad se fue a la mierda. Baste con comparar "El octavo día" (de su segundo disco), con ese tema tipo-reggueton que canta con el señor de la música prefabricada española.

Entonces, Ricky Martin cantará en mi país. Lo va a hacer en el Espacio Riesco, lo que garantiza que las entradas no serán para nada baratas. Me pregunto ¿valdrá la pena por ese dineral ver a alguien que, por lo demás, no vale la pensa ni siquiera escuchar en la radio? Más si tomas en cuenta que puedes escuchar todos los dias sus mismas canciones en FM DOS, la radio para la pareja que sólo escuchan mujeres...

Tan ocupado he estado que ni tiempo he tenido para postear en este blog. Ni mucho menos, para hecer lo que tanto me gusta: mencionar canciones que, definitamente, valen la pena ser escuchadas: